En las últimas tres décadas, la Av. La Colmena perdió la honra y el nombre. Pasó a llamarse Nicolás de Piérola, en memoria de su creador, y, paulatinamente, sus bellas construcciones de estilo republicano fueron testigos de una sórdida transformación. Hoy, la delincuencia y la prostitución se han asentado en sus cuadras y pocos osan pasar por allí de noche.
Uno de los que contribuyó a forjar esta reputación, desde hace 15 años, es un hombre natural de Huaraz, que decidió trasladar su negocio de bares y cantinas a Lima, específicamente a las cuadras 4 y 6 de la Av. Nicolás de Piérola. Se trata de Teófilo Apeña Cano (56), conocido como uno de los principales dueños de night clubs donde se teje el turbio negocio de la explotación sexual de mujeres.
Este Diario pudo conocer que en El Cercado el proxenetismo y, en algunos casos, la trata de personas se desarrollan en locales de fachada que dependen de un pequeño grupo. Apeña Cano es sindicado como uno de los que integra este grupo, pues tiene injerencia en al menos cuatro conocidos locales: El Palmeras, El Talibán, California y El Peñón. El primero ubicado cerca de la plaza San Martín y los otros tres, a pocos metros de la universidad Federico Villarreal, su centro cultural y la librería de la Universidad Alas Peruanas.
El nombre de Apeña es famoso entre los clientes que acuden a estos bares, tal y como lo comprobamos, y en la fiscalía hay denuncias contra él por falsa declaración, lesiones, cheques sin fondos, contra la administración de justicia y apropiación ilícita; nada por proxenetismo ni favorecimiento a la prostitución y mucho menos trata de personas. Ha sabido esconderse en los documentos que lo vinculan con estos night clubs.
Hace una semana los agentes de la División contra la Trata de Personas (Divintrap) ingresaron en tres de sus night clubs y rescataron a 54 mujeres, cuatro de ellas menores de edad que habían sido captadas con la promesa de darles trabajo como meseras. El reporte policial al que tuvimos acceso señala que una de las detenidas es Sara Apeña Bernaola, nada menos que su hija, quien fue hallada en el night club California, donde estaba una de las menores. Solo por este hecho, podría ser sancionado con una pena mayor de 20 años, por trata, pero ni ella ni las víctimas han querido acusarlo.
El gerente municipal de Fiscalización, Álvaro Anicama, confirmó que la licencia de estos predios es para funcionar como restaurantes o discotecas, y que el hecho de no respetar el rubro comercial permitido ya es de por sí un motivo para clausurarlos. ¿Cómo han burlado a la autoridad?
El Expediente 854-98-AA/TC da cuenta de que Teófilo Apeña llegó hasta el Tribunal Constitucional para apelar, el año 2000, el rechazo a la acción de amparo que había presentado contra el concejo limeño por el cierre de su negocio El Peñón, ubicado en Nicolás de Piérola 470. Documentos judiciales señalan que desde 1997 recurre, directamente o por terceros, a acciones de amparo para evitar las sanciones.
No se descarta que Apeña haya buscado apoyo extra, por acción u omisión, para mantener sus negocios a flote. Quizá por eso vio por conveniente aportar S/.21.400 a Somos Perú en la campaña municipal del 2006, como consta en los archivos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
EMPRESAS DUDOSAS
En los reportes de la Sunat e Infocorp Teófilo Apeña aparece como gerente de al menos 6 empresas, la mayoría de las cuales fue creada un año y dada de baja al siguiente. Los domicilios fiscales reportados para estos negocios son el night club El Peñón o alguno de sus dos domicilios del Cercado y de Pueblo Libre.
Tiene tres números de RUC, pero solo uno ha sido validado. La Sunat se percató que en uno había cambiado la ñ por la n en su apellido y, en otro, dio un DNI que no le pertenecía. Esto último fue advertido por el ente tributario 9 años después.
Según la Divintrap, por los casos de trata resueltos se sabe que un proxeneta obtiene unos S/.15 mil mensuales por cada joven que explota sexualmente. Por ello, para la Procuraduría Pública Especializada en Lavado de Activos, este caso podría ser investigado por su despacho.
Tratamos de contactar a Apeña pero no fue posible. La Divintrap también, pero es inubicable.